Alrededor de 600 personas se reunieron este martes cerca de la sede central del PSOE en Ferraz, Madrid, para demandar la renuncia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La convocatoria se produjo tras la difusión de un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que apunta a una posible implicación de Santos Cerdán en el cobro de comisiones ilegales en el conocido caso Koldo.
Entre los asistentes, que incluían a dirigentes de Vox y a Alvise Pérez, líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), se escucharon consignas como «Manos arriba, esto es el PSOE» y «Pedro Sánchez, a prisión». La protesta estuvo acompañada por banderas de España y de la Guardia Civil, además de cánticos en apoyo a la UCO.
El informe generado por la UCO provocó una fuerte reacción política, que llevó a Santos Cerdán a dimitir como secretario de Organización del PSOE y a renunciar a su escaño de diputado. Aunque Cerdán ha rechazado las acusaciones, su salida se interpreta como un intento de reducir el impacto del escándalo en el partido.
Durante la manifestación, algunos participantes realizaron el saludo fascista, lo que provocó críticas desde distintos sectores políticos y sociales. La Policía Nacional implementó un operativo de seguridad que incluyó el cierre del acceso a la calle Ferraz para prevenir incidentes.
Tras la concentración, el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, pidió al Partido Popular que presente una moción de censura contra Sánchez y criticó al PP por ser «una alternancia y no una alternativa». Por su parte, el diputado de Vox Javier Ortega-Smith calificó al PSOE como «una organización criminal y corrupta» liderada por «un delincuente como Pedro Sánchez».
Ortega-Smith argumentó que el presidente del Gobierno es responsable de haber designado a figuras como Ábalos y Cerdán en cargos importantes dentro del partido, y de haberlos protegido hasta que la situación hizo insostenible su permanencia.
La protesta en Ferraz refleja el creciente descontento social y político en España, donde las acusaciones de corrupción y la gestión del Gobierno han generado división entre la ciudadanía. Mientras tanto, el PSOE enfrenta el reto de recuperar la confianza pública en un contexto político cada vez más complejo.