MOHAMED ABDESELAM AHMED
Resulta llamativo que Teresa López, exdiputada de VOX en la Asamblea de Ceuta, conocida por su etapa marcada por la confrontación y la división dentro de la ciudad, haya sido designada recientemente como responsable del gabinete de prensa del AD Ceuta. Este nombramiento se produce justo después del histórico ascenso del equipo a Segunda División. Una situación que, en otras localidades, generaría debate, pero que en Ceuta parece haberse aceptado sin mayores cuestionamientos. ¿Qué motivos hay detrás de esta decisión?
Actualmente en el grupo mixto y sin una afiliación política clara, Teresa López pasa de estar en la política a convertirse en la portavoz oficial de un club que representa a todos los ceutíes. Surge la pregunta de quién tomó esta decisión y bajo qué criterios, ya que un historial político tan polarizador parece contradictorio con la función de representar a una entidad destinada a unir y reflejar el orgullo colectivo de la ciudad.
Si bien es legítimo que el club gestione su estructura de forma interna, resulta llamativo que entre numerosos profesionales del periodismo y la comunicación en Ceuta, que han demostrado compromiso y experiencia con el deporte local y la comunidad, se haya elegido a una persona cuya trayectoria pública ha estado marcada por la controversia. Todo apunta a que esta elección podría responder más a intereses políticos que a méritos propios. Se señala la posible intervención del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, quien podría haber influido para que Luhay Hamido, presidente del AD Ceuta, aceptara esta incorporación estratégica. ¿Es una coincidencia o una maniobra política para asegurar apoyos futuros en la Asamblea ante posibles fluctuaciones en alianzas con otros grupos?
Independientemente de las causas, la sociedad demanda una explicación clara. Cuesta comprender que una persona que anteriormente atacó a colectivos ceutíes ahora represente a uno de los símbolos más inclusivos y representativos de la ciudad: su equipo de fútbol. No se trata únicamente de un asunto deportivo, sino también de ética, responsabilidad y respeto hacia la institución. Ceuta no puede entenderse como un espacio donde se asignen cargos a conveniencia, influidos por silencios o favores políticos. La ciudad, diversa y dinámica, merece decisiones transparentes y coherentes con sus principios. Mientras algunos permanecen en silencio, la inquietud y la desconfianza de muchos ciudadanos crecen, pues hay límites que deben respetarse por dignidad.
