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“Rafael Contreras es una mala persona, un psicópata”

Javier Ramirez by Javier Ramirez
12/06/2025
in Actualidad, Deportes, Nacional
Reading Time: 15 mins read
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Abuso de autoridad, trato desigual, presiones o ridiculización son algunas de las prácticas referidas por extrabajadores del Cádiz CF en su relato contra el mandatario cadista

La psicopatía es una manera de ser. El psicópata tiene un modo peculiar de pensar, de emocionarse y de actuar. Su pensamiento es egocéntrico y centrado en lo que desea: todo lo demás es irrelevante o, como mucho, “secundario”. No toma decisiones basándose en principios morales, sino en su capacidad estratégica de hacerle conseguir a la víctima lo que desea. Sus emociones negativas -ira, hostilidad, desprecio, envidia- son intensas, aunque muchas veces duran poco; las emociones positivas -empatía, compasión, sentido de la justicia, amor, lealtad- son muy débiles o inexistentes.

En cuanto al comportamiento, el psicópata cuidará su imagen y tratará de engañar y seducir a quien le convenga en cada ocasión. Llegado el momento podrá usar la violencia psíquica, física o la que le provea su cargo -si lo ostenta- para satisfacer su motivación esencial: el control del ambiente en donde se desenvuelve el dominio. En una palabra: el poder. De este modo define la psicopatía Vicente Garrido, doctor en psicología y graduado en criminología, autor del libro ‘El psicópata integrado en la familia, la empresa y la política’.

La violencia verbal, psíquica y extraños juegos de poder, propios del psicópata, fueron una dinámica habitual para muchos trabajadores cadistas. Ansiedad cuando sonaba el despertador -si es que esa noche podían conciliar el sueño-, miedo al abrir la puerta de la oficina, temor cuando llegaban los eventos corporativos y pánico al ser llamado al despacho de Rafael Contreras, que ordenaba con vehemencia y exigía insólitas ciertas ‘performances’ a cambio de pequeños regalos.

Juan Antonio Rosa ‘Chino’: “Me gustaría saber a qué se debe la fijación que (Contreras) tiene conmigo. Me siento acosado”.

Las palabras de Juan Antonio Rosa, alias ‘Chino’, aún empleado del Cádiz CF, no dejan lugar a dudas. El vicepresidente de la entidad cadista no tiene reparos en enviar recados a través de terceros. “Contreras mandaba a su gente de confianza para que presionara”, y asombrado continúa afirmando que: “no entiendo la animadversión de Contreras hacia mi”. La fijación y falta de empatía, llegando a incumplir la legislación laboral vigente en aquel momento, sobrepasaba los límites de lo humanamente aceptable. Esta doctrina era puesta en práctica por Antonio García, encargado del club. Lo ejemplifica Chino al recordar que “me hicieron trabajar con síntomas de covid”. La injerencia de Rafael Contreras llega hasta la manera de relacionarse de los trabajadores con personas fuera del Cádiz CF, que condiciona que “compañeros a los que considero amigos no se puedan quedar conmigo fuera del trabajo por miedo a represalias internas del club hacia ellos”.

La llegada de Rafael Contreras a ‘El Rosal’ convirtió el lugar de actividad laboral en un infierno para los empleados del club. Testimonios como el de Chino invitan a creer que las decisiones son tomadas visceralmente con ánimo de escarmentar y mandar un mensaje hacia el resto de compañeros. “Inventaron un parte disciplinario y, cuando me lo entregaron, Contreras me miraba sentado en su coche riéndose. Ahora pasa todos los días por la puerta de mi bar (trabajo que compagina con el actual en el Cádiz CF). Me gustaría saber a qué se debe la fijación que tiene conmigo. Me siento acosado”, confiesa Chino. Las órdenes que debía acatar, paulatinamente, fueron más allá, impidiendo que este empleado se pudiera uniformar dentro del vestuario, un espacio habilitado o bajo un techo. “Me obligaron a cambiarme en un carrito de la compra al aire libre cuando el resto de compañeros tenían su taquilla cubierta y tenía que llevar mi ropa ahí mientras hacía mis tareas diarias”. Juan Antonio Rosa ‘Chino’ relata, al respecto, que “debía realizar mi trabajo mientras transportaba mis prendas en un carro”.

Rafael Contreras en un acto en la Universidad Pontificia de Comillas (c) Cádiz CF

El todavía empleado del Cádiz CF también llegó a sufrir movilidad funcional punitiva, aquella asignación de tareas o funciones distintas de las que originalmente están establecidas en el contrato laboral del trabajador. Por ejemplo, cambios de cantera a primer equipo. O desigualdad en la asignación de turnos. “Todos los compañeros rotan salvo yo, que solo hago la tarde. Esperan que me canse y me vaya. Ya hace dos años de mi denuncia”, cuenta. En la demanda se alegaba que existió una “situación de presiones, trato vejatorio, degradante y acoso y que también fue discriminado por razón de salud al despedirle estando en baja médica”. Y es que Juan Antonio Rosa (Chino), llegó a estar destinado solo, sin luz y seguridad en el terreno baldío de Delphi, que el Cádiz compró en 2022.Una desasosegante jornada laboral carente de servicios básicos, agua y electricidad, ni la presencia de un vigilante que garantizara la seguridad del lugar en horario nocturno. Estos mandatos y movimientos denigrantes afectaban de manera clara la salud mental de Chino, le deseo a nadie lo que yo he sufrido con ellos”, admite.

Un ambiente irrespirable e insano dentro del submarino amarillo

Los testimonios aportados por miembros de la plantilla del club cadista demuestran que el comportamiento del vicepresidente del Cádiz CF está lejos de poder definirse como cordial. Su conducta no es conciliadora ni busca integrar a los trabajadores en un ambiente sano con el resto del organigrama. Actos institucionales, eventos del club o comidas se convirtieron en verdaderas películas de terror por la falta de profesionalidad y carencias en el trato humano de los mandamases del club. En la comida de navidad, cuando llegó Chino, Rafael Contreras se atrevió a comentar su aspecto: “Cómo cambia el tío con un pañito más”, le interpeló en tono jocoso, según refiere el propio Juan Antonio Rosa (Chino).

Juan Antonio Rosa tenía que transportar su ropa de cambio en un carrito durante su jornada laboral. No podía cambiarse en un vestuario ni usar una taquilla

El Cádiz CF conforma una gran comunidad de jugadores, trabajadores y aficionados. Así, los futbolistas del equipo tienen relación con el resto de empleados, más aún con aquellos que trabajan en la ciudad deportiva. Dicho vínculo va desde charlas amistosas, chascarrillos entre compañeros a realizarse alguna ‘selfie’ con ellos. “Salvi me defendió cuando Contreras dio órdenes para que expulsaran a mi hijo y a mi del campo en el momento previo a hacernos una foto con los jugadores”, detalla Chino, lo que hace entender cómo la primera plantilla no es ajena al comportamiento de Rafael Contreras.

La situación de Chino escaló en intensidad. De que algo no iba bien avisaban los ataques de pánico, la ansiedad, las migrañas, mareos o insomnio sufridos por el trabajador, lo que le obligó a ponerse en manos de profesionales de la salud que, después de ver la sintomatología , le dieron una baja laboral. Como respuesta a esta situación, el club despidió al trabajador. Juan Antonio Rosa (Chino) no se amedrentó y llevó su caso ante la justicia. Denunció al Cádiz CF por “despido nulo o por acoso o por enfermedad y subsidiaria improcedencia”. Los tribunales -aún parcialmente- fallaron a su favor. Admitieron como nulo su cese y tuvo que ser readmitido en su lugar de trabajo, pero no tuvieron a bien aceptar el maltrato expuesto “por no existir otra prueba mínima suficiente”. Era la palabra de Chino contra la entidad, sin mayores testimonios que el de sus familiares. Los compañeros, aterrados, no se animaron a apoyar oficialmente la mala praxis que imperaba en la empresa.

El denigrante ‘ritual cadista’ que provocaba pesadillas

¿Puede el trabajo de tus sueños convertirse en una pesadilla sin fin? Bajo seudónimo para no revelar su identidad, Luciano, de 34 años, relata que “trabajé en las oficinas del Cádiz durante varias temporadas, era algo que deseaba desde niño: desempeñar la profesión que había estudiado en el club de mis amores”. No aceptó la oferta por las condiciones económicas sino por vocación. “Mi sueldo no era para lanzar cohetes pero sobrevivía, y tampoco podía quejarme dado el contexto laboral gaditano”, sostiene. A pesar de esta situación, el puesto que debía ocupar suponía una motivación. “Estar cerca de tus ídolos es siempre un estímulo”, asegura

“Desde el primer día, me encontré de maravilla con todos”, rememora Luciano, aunque los problemas no estaban en la convivencia con jugadores ni compañeros de departamento sino que llegaban desde más arriba. “Pasaban las semanas y ya me llegaron las primeras advertencias. verás cuando te toque”, le avisaban conforme los días sucedían.

El verdadero drama llegó cuando tuvo que superar su primer ‘test de cadismo’, un examen que se realizaba en el despacho del vicepresidente, Rafael Contreras. “Nos obligaba a cantar el himno oficioso del Cádiz mientras sonreía con soberbia. Quería demostrar que estaba por encima”, confiesa Luciano. La escena no terminaba aquí, ya que “también nos pedía que escribiéramos un deseo para el equipo en un papel. Tras leerlo, lo hacía una bolita y lo arrojaba al cesto de basura a la vez que afirmaba que era una porquería”, explica decepcionado sobre el comportamiento del vicepresidente.

Zuleida (nombre ficticio), de 42 años de edad, fue también empleada del conjunto amarillo. “Cuando me llegó la llamada, me pareció una oportunidad importante. Club histórico, no lo seguía pero tenía muchas ganas de estar en lo que creía una empresa de élite”. Quería formar parte de un entorno serio y seguir cosechando experiencia en su ámbito profesional, el equipo estaba en el top del fútbol español”, continúa. Zuleida no vivía lejos de la ciudad pero le supuso un desembolso económico mudarse para estar más cerca del lugar de trabajo.

Todo parecía transcurrir con normalidad en sus primeros días de trabajo, el ambiente con el resto de colegas era bueno, destacando el compañerismo que se encontró en su sección. Jamás pensó Zuleida que el mayor contratiempo vendría impuesto por un alto mandatario. El ritual, según confirma, era recurrente. “Nos colocaban en fila a las puertas de la oficina e íbamos pasando individualmente”, comparte. Dentro esperaban Contreras y el jefe de departamento. Fue en el invierno de 2023, en esa ceremonia de dudoso gusto, cuando “nos obligaban a cantar el ‘me han dicho que el amarillo’ (una célebre copla de Carnaval que se ha convertido en el himno oficioso del Cádiz CF), delante de la sonrisa del vicepresidente. Se convertía en una performance violenta y muy incómoda porque se cachondeaba en nuestra cara. A la gente le temblaban las piernas”, asevera de manera tensa.

Juan Antonio ‘Chino’ confirma el testimonio de ambos. En fechas de celebración, cuando llegan las fiestas, el club suele entregar un regalo a sus trabajadores. Para ello “debes pasar el test de cadismo”, explica. “A mí me pidieron cantar el himno a cambio de una paletilla pero me negué. Me entregaron la paletilla en la calle. Yo no entiendo el sentido de obligar a cantar el himno del Cádiz para ganar algo”, comenta.

Numerosos exempleados del club narran cómo sus aspiraciones profesionales y la buena relación entre pares resultaban opacadas por las secuencias que Contreras se empecinaba en protagonizar. Durante las navidades de 2023, el directivo habría sumado un elemento estrambótico a sus imposiciones hacia los empleados. Tendrían que cantar el himno impuesto en años anteriores, esta vez, a cambio de un premio: un jamón. “Después de todo el acting, nos lo regalaba de mala gana para hacernos sentir peor”, cuentan los trabajadores afectados.

El examen de cadismo se afianzaba con un protocolo exactamente igual al vivido años atrás. Los trabajadores eran citados en fila india a las puertas del despacho de Contreras para, posteriormente, entrar y replicar el pasodoble chirigotero al son de la risotada bravucona del segundo de a bordo cadista, que pretendería incluir el embutido ibérico en su ritual de dudoso tacto. “Es increíble, no desaprovecha la ocasión para humillarte y demostrar que es el jefe”, aseguran.

Rafael Contreras es el vicepresidente del Cádiz CF (c) sitio oficial de Rafael Contreras

Luciano y Zuleida veían cómo sus ilusiones se desvanecían paulatinamente por culpa del trato interno de los altos mandos de la entidad cadista. “La comida navideña retrasada a mayo no fue de asistencia libre. En un primer momento, te podías apuntar; pero como no hubo quórum, nos la pusieron obligatoria”. Los empleados terminaban yendo al evento” por miedo a sanciones económicas o represalias que pudieran llegar de un alto mando o del propio vicepresidente”, del que dicen “no era raro que te llamara para echarte la bronca o gritase en mitad de reuniones”, aclara Zuleida.

Los dos testimonios coinciden en algo. “A Contreras no le tiembla la mano. Si digo que no, me pone la cruz y en Cádiz no volvería a encontrar trabajo”. Y es por eso que no había ninguna negativa a tales peticiones. (Contreras) es una persona que impone físicamente”, describe Luciano, al tiempo que sostiene que “jamás le habría llevado la contraria a solas”. Prosigue detallando cómo superiores de distintas áreas tenían pavor a mostrar su opinión en las reuniones porque “llevar la contraria o decir algo con lo que el vicepresidente no esté de acuerdo puede suponer que te abronque”. Cambios de parecer repentinos. “Hay veces que llevamos a cabo las ideas que nos decía (Contreras) pero quizá en mitad de una reunión cambia de opinión y te increpa preguntándote por qué no te anticipas a sus pensamientos”, aún se lamenta por el acontecimiento.

Nada que celebrar: la angustia de acudir a fiestas y actos corporativos

La feria de El Puerto de Santa María fue testigo de escenas “desafortunadas” protagonizadas por el vice del Cádiz CF. En concreto, sucedió que sobre las tablas de ‘La Caseta Mágica’, una persona con síndrome de Down -empleada por el club- se erigió como improvisado speaker de la velada. Este trabajador, desde su inocencia y buena voluntad, hacía de maestro de ceremonias, bailando y cantando al público que se había dado cita dentro del recinto. Para que la actuación no cesara, “(Contreras) le metía billetes en el bolsillo a plena carcajada” confirma un asistente mientras apostilla que “la obsesión de Contreras es hacerte pasar por un payaso”, refiere Luciano, que asistió al festejo.

Al improvisado animador de la caseta le hicieron creer que era el presidente del equipo, aunque sus labores cotidianas pasaban por ordenar cajas y reciclar papeles. “Cosas que hay que romper en toda empresa”, manifiesta un testimonio. “Triturar, triturar y triturar, que no quede ni un documento, esa es tu función”, le ordenaban. Una secuencia que parece sacada de una película de Guy Ritchie.

Contreras y Vizcaíno en el acto de presentación de la serie Desde el Fondo en el South International Series Festival (c) Cádiz CF

El vicepresidente del Cádiz CF, Rafael Contreras, es conocido por sus extravagancias empresariales, currículum al que ahora se añade el supuesto trato denigrante que infringía a sus asalariados. Comportamiento que se extendería desde “la prepotencia con la que habla a la gente del club” a los eventos festivos que organizaba en su casa donde “había alcohol para emborrachar a la gente y humillar a los trabajadores del Cádiz CF SAD con comentarios desafortunados”, desvelan Luciano y Zuleida.

El ‘abuso de poder o autoridad’ ocurre cuando un líder o superior abusa de su posición y mando sobre alguien que se encuentra en un estado de subordinación, dependencia o sumisión. Existen diferentes formas para ejercerlo, pero los más habituales son la intimidación verbal y física y, evidentemente, la violencia física.

A estos episodios, se suma la reciente marcha de Salvador Chirino. El delegado del Cádiz, decidió poner fin a su vínculo no remunerado con el equipo después de producirse un episodio de ira esta vez protagonizado por otro miembro de la dirección del club contra Chirino; que llevaba una vida dedicada al fútbol, cincuenta años entre su etapa en el arbitraje y dos décadas como delegado del equipo amarillo. El ya exempleado cadista soportó comentarios alusivos a su persona, tanto de jugadores como de miembros de la dirección deportiva y acusaciones que dudaban sobre su labor. Desde arriba le echaban en cara que defendiese más el ejercicio arbitral que los intereses del equipo.

Rafael Contreras, extravagancias empresariales y abuso de poder

La figura de Rafael Contreras, desde su desembarco en el Cádiz CF, siempre ha estado lejos de ostentar un rol secundario. El gaditano llegó al club con un curioso bagaje de proyectos empresariales errados. Fue relevado como consejero de Carbures después de diversas advertencias lanzadas por la auditora PwC, del desarrollo fallido de la planta de Torrot, del concurso de acreedores por más de 6 millones de euros de Muving o de la frustrada salida a NASDAQ -bolsa de EEUU- de las espinilleras inteligentes Humanox, que ha dejado a numerosos inversores sin recuperar su dinero. Y, hace ya algunas semanas, trascendió la noticia sobre sus nuevos intentos por salir a cotización estadounidense; esta vez, con el Cádiz CF SAD a través de la filial Nomadar.

El fisco también ha llamado a la puerta de Rafael Contreras y del Cádiz CF SAD. La Agencia Tributaría vio presuntas irregularidades en la entidad y abrió inspección a Manuel Vizcaíno, Rafael Contreras y sus empresas. En su momento, fueron notificados hasta 21 jugadores que dejaron su foto desfilando por las escaleras en la sede de la Plaza de la Constitución. Los futbolistas acudieron para aclarar la liquidación de la comisión en sus operaciones.

Los psicópatas -describe Garrido en su libro- reúnen dos motivos para alarmarnos como sociedad. Cuentan con “potencial destructivo directo: cuando ostentan poder financiero o político, pueden hacer un daño inmenso a la sociedad”; y juegan un papel decisivo al postularse en forma de “corruptor de la sociedad, al erigirse como modelo y posible inspirador de formas de pensar, sentir y actuar que, lejos de marcar un camino hacia el progreso del individuo y la sociedad, contribuye, en calidad de ejemplo negativo, a promover la falsedad, el engaño y la crueldad en el tiempo en el que vive y, con ello, la desconfianza y la hostilidad”. Y es que el fracaso de los proyectos megalómanos lleva consigo que haya familias en la calle: una, decenas o cientos. Da igual, la codicia del gen empresarial infinito todo lo puede.

Hacía tiempo que todos los focos se colocaban sobre el ambicioso plan de Sportech, la ciudad deportiva tecnológica que se iba a construir en los terrenos de Delphi y dotaría a la provincia de miles de puestos de trabajo. Dicho espacio se encuentra inmerso en un proceso de expropiación por parte de la Autoridad Portuaria, hecho que el club conocía antes de su compra en el año 2021.

Ahora, la polémica azota al dirigente cadista a causa de las maneras que usa con sus empleados. Un secreto a voces, que es de público conocimiento por distintos políticos y autoridades de la provincia de Cádiz. Entre los pasillos del club se escuchan con desconcierto afirmaciones como “Contreras no sabe construir relaciones” o exclamaciones como “cómo puede dirigirse así a la gente”. Los testimonios anteriormente expuestos confirman cómo este trato se convirtió en maltrato. ¿Cuál es el límite entre ser desconsiderado con un subalterno y vejarlo con juegos de poder?

Interacciones malhumoradas, costumbrismo denigrante, ansiedad laboral y sueños rotos. Así podríamos definir las prácticas y consecuencias sufridas por muchos empleados del Cádiz CF, concepto muy alejado del de entidad familiar y orgullo de sus aficionados.

Semanas atrás, el presidente Manuel Vizcaíno comentaba, preguntado en rueda de prensa sobre la marcha de dos empleados: «J.Q. se fue él, A.R. tiene un proyecto propio. Sí, hay trabajadores que se van». Los extrabajadores mencionados por el máximo mandatario de la entidad gaditana, que nada han tenido que ver en el desarrollo de este reportaje, hicieron públicos los motivos de su marcha en redes sociales. Uno expresó que «la salud mental es y debe ser lo primero» y así reza en su carta de renuncia. Mientras que la otra citada expresó que «el mejor proyecto propio personal es el de cuidar tu propia salud mental y huir de donde no te valoran».

Al contactar con Rafael Contreras para preguntarle por su opinión sobre estos testimonios, el vicepresidente del Cádiz CF argumenta que “le parece lamentable plantear este tipo de acusaciones”. Contreras no niega, pero sí valora.

Tags: acosocadiz cfcontrerasdenunciaspsicopataritualvizcaino
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