En una mañana típica de julio, con el calor comenzando a sentirse en Ceuta y la brisa del puerto refrescando la ciudad, dos viejos conocidos se encuentran en la cafetería El Puente, un lugar habitual para soñar y reflexionar.
Durante un café y algunas anécdotas, Karim Prim conversa con Luhay Hamido, presidente de la AD Ceuta FC. Lo que al inicio parecía una charla sobre fútbol se transformó en una reflexión acerca de la vida, la pasión y un método particular que ha logrado devolver la ilusión a toda la ciudad a base de perseverancia y convicción.
Karim: ¿Desde cuándo se remonta tu relación con el fútbol?
Luhay: El fútbol ha sido una de mis grandes pasiones, junto a mi familia y amigos. Crecí justo frente al estadio Murube, donde aún residen mis padres. Crecer viendo fútbol diariamente ha hecho que lo lleve dentro desde niño.
Karim: Sin embargo, estudiaste Química, ¿no es así?
Luhay: Sí, efectivamente. Inicialmente quería estudiar Criminología, pero en ese momento no era posible acceder directamente, requería hacer primero otra carrera. Como me gustaban las Matemáticas y la Química, solicité plaza en ambas y finalmente opté por Química porque me apasionaba trabajar en laboratorio. Me fascinaba observar cómo un compuesto, como un criosalato tetrahidratado, se descomponía y podías entender su composición. Esa perspectiva la apliqué también a la vida en general.
Después de terminar esa carrera, comencé Criminología. Estudié Biblioteconomía en Granada y el último año me trasladé a Madrid, donde finalicé en ICADE. Allí conseguí una plaza de promoción en Victimología. Vivía tranquilo en Madrid, pero cuando mi padre sufrió un grave accidente con lesiones contusas y hemorragias cerebrales, tuve que regresar a Ceuta para apoyar a mi madre, dado que mi hermana estaba fuera estudiando. Mi padre quedó con un 30 % de capacidad mental, aunque hoy, gracias a Dios y mucho esfuerzo, ha mejorado a un 75 % y se encuentra bien.

Volví por mi familia. Un día, mientras tomaba un café con un amigo, me comentó que el Ceuta atravesaba muchas dificultades. Aunque seguía al equipo desde lejos, mi pasión por el club es antigua, desde que jugaba al fútbol en el Benoliel, en tiempos de José Antonio Muñoz. Siempre lo he llevado dentro. Veíamos el equipo participar en playoffs y no lograba el ascenso; cuando surgió la oportunidad de gestionar el club, hablé con mi familia, diseñé un plan estratégico a medio y largo plazo, y hasta ahora.
Karim: Mencionaste que aplicas la Química a la vida… ¿también al fútbol?
Luhay: Más que la química, sigo un método. No puedo revelar todos los detalles, pero sí lo esencial. Se trata de no dañar la estructura. Si haces un buen scouting, controlas hasta el último detalle, pagas puntualmente a todos los empleados y evitas gastos innecesarios —no hay tarjetas extravagantes, jets privados ni fiestas— tienes recursos para mantener la estructura y, lo más importante, para conformar un equipo competitivo. Esa es la base del fútbol. Ese es mi método y, por ahora, está dando resultados.
Karim: Si tuvieras que definirte con tres palabras, ¿cuáles serían?
Luhay: Eso es difícil. Mejor que me definan los demás.
Karim: ¿Y el fútbol, lo sientes con el corazón?
Luhay: Tanto el fútbol como todo en la vida lo hago con corazón. Sin esa pasión, nada vale la pena.
Karim: ¿Qué sentiste cuando la AD Ceuta logró el ascenso a la Liga Hypermotion tras el partido contra el Fuenlabrada?
Luhay: Al sonar el pitido final, experimenté una gran alegría. En el camino al puerto continuaba feliz, pero al subir al barco, empecé a tomar conciencia de los desafíos que venían. Mi mente comenzó a trabajar.
Karim: ¿Y al llegar a casa?
Luhay: Seguí trabajando.
Karim: Si hace diez años te hubieran dicho que estarías donde estás hoy, ¿lo habrías creído?
Luhay: Sí, porque lo he trabajado y visualizado cada día para que sucediera.
Karim: ¿Y si solo te lo cuentan, lo hubieras creído?
Luhay: Sí. Estoy rodeado de personas con la misma ilusión y pasión que yo. Con este equipo y nuestro método, no podía ser diferente. Solo era cuestión de tiempo.
Karim: Tengo que decir que Luhay fue un joven obsesionado con el fútbol. Jugaba en el Recreativo del Ceuta, disfrutaba y competía, incluso en el filial. Si me preguntan, sé que Luhay conoce el fútbol en profundidad gracias a esa obsesión. ¿Recuerdas aquella anécdota, Luhay?
Luhay: Sí. Cuando estudiaba en Granada, vine a Ceuta para un partido de Copa del Rey entre Barça y Ceuta, en época de José Antonio Muñoz. Llegué al estadio sin entrada y desesperado por las largas filas. De repente, me encontré con Karim, quien me preguntó cómo estaba. Le conté que había viajado solo desde Granada para ver el partido y no podía conseguir entrada. Entonces sacó un paquete con 20 entradas de su bolsillo, me entregó una y me dijo: “Toma, disfruta del partido”, y se fue.
Karim: Y fíjate… hace dos años, cuando se sorteó el Ceuta–Barça, Luhay me llamó y dijo: “¿Recuerdas ese día? Han pasado 20 años. Ahora es mi turno”. Me emocionó mucho. La Vanguardia tituló la historia como “Entrada de ida y vuelta”.
Luhay: Exacto. Cuando asumí la dirección del Ceuta, muchos teníamos claro que llegaríamos lejos. Todo es cuestión de creer. Creer y mantenerse firme.
Karim: ¿Hay alguna otra historia significativa que consideres importante compartir?
Luhay: Sí. Durante la pandemia, tras dos playoffs consecutivos, invertí de mi bolsillo más de 140.000 euros en refuerzos en diciembre, además de lo invertido a inicios de temporada. Entonces llegó el COVID, se suspendió la competición y nadie sabía qué hacer. Fue un momento difícil. José Mari habló con Teresa, que estaba en el Congreso. Ella, aunque con pocas posibilidades de intervenir, me escuchó y lo intentó. En situaciones límite, que alguien te escuche supone una deuda moral importante.