Estados Unidos ha enviado seis buques militares al Caribe en una operación que representa una de las mayores movilizaciones navales de la nación desde la invasión de Panamá en 1989, cuyo propósito entonces fue derrocar al dictador Manuel Noriega, según informan fuentes castrenses.
El Pentágono ha informado que esta acción tiene como finalidad «asegurar la estabilidad regional y salvaguardar los intereses americanos». Sin embargo, expertos señalan que esta maniobra podría incrementar la incertidumbre política y militar en la zona.
Por su parte, el gobierno venezolano ha condenado esta medida, calificándola como provocativa y ha reiterado su compromiso de defender la soberanía nacional. Observadores internacionales mantienen vigilancia sobre la situación, destacando que cualquier aumento de tensión podría afectar el comercio y la estabilidad en el Caribe.