La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, que esta semana ha comenzado la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, ha presentado una postura clara y estricta sobre la migración.
Según Frederiksen, el sistema europeo actual de protección internacional presenta fallos significativos y, en su opinión, un número importante de los inmigrantes que llegan a Europa incurren en delitos graves y no respetan los principios básicos de la sociedad europea. Por ello, ha argumentado que estas personas deberían ser expulsadas del continente.
El Ejecutivo danés también ha puesto en marcha un programa que ofrece hasta 80.000 euros a las familias sirias que opten por regresar voluntariamente a su país, con el objetivo de promover el retorno y aliviar la presión migratoria.
Esta postura exigente respecto a la migración abre un debate sobre cómo gestionar la crisis migratoria en la UE y la necesidad de reformar el sistema de asilo para lograr mayor eficacia y control.
