La capital de Irán atraviesa un estado de incertidumbre y tensión tras un ataque aéreo israelí contra las instalaciones de la televisión estatal, lo que ha provocado una rápida reacción de las autoridades y una evacuación masiva de residentes y extranjeros.
El bombardeo, que se produjo a primeras horas del día, dañó severamente el edificio principal donde operan diversos medios oficiales, poniendo en peligro a quienes se encontraban en su interior. Un periodista de la cadena afectada describió el suceso en primera persona: “No sé cuántos de mis colegas estaban en el edificio. Yo me encontraba en el primer piso cuando ocurrió el ataque”. Sus declaraciones evidencian el ambiente de confusión y temor vivido en ese momento.
Las autoridades iraníes han declarado la emergencia y movilizado equipos de rescate para asistir a heridos y evaluar los daños ocasionados. Paralelamente, numerosos habitantes de la ciudad han decidido abandonar sus domicilios por miedo a posibles nuevos ataques.
Además, se ha activado un plan diplomático para facilitar la salida segura de los extranjeros presentes en Teherán, con el objetivo de reducir la exposición de ciudadanos internacionales ante el aumento del conflicto. Varias embajadas han emitido recomendaciones para sus nacionales y coordinado rutas de evacuación.
Este incidente representa una nueva etapa en la ya tensa relación entre Israel e Irán y aumenta las inquietudes sobre una posible escalada regional. Organismos internacionales siguen atentamente el desarrollo de los hechos, mientras la comunidad internacional hace un llamamiento a la calma y a la búsqueda de soluciones pacíficas.
Por ahora, Teherán permanece en máxima alerta y se aguardan nuevos informes sobre el alcance de los daños y las acciones que tomarán las autoridades para salvaguardar la seguridad de residentes y visitantes.