Un terremoto de magnitud 8,8 ocurrido este miércoles frente a la costa de la península rusa de Kamchatka ha provocado una serie de alertas de tsunami en países ubicados en ambos lados del océano Pacífico. Este sismo, uno de los más intensos registrados en tiempos recientes, generó olas de hasta cinco metros, obligó a evacuaciones masivas y activó sistemas de emergencia desde Japón hasta California, incluyendo Hawái, México y varias naciones de América del Sur.
El epicentro del sismo se situó a 126 kilómetros de una zona remota al este de Rusia, a una profundidad de 18,2 kilómetros. Esta área forma parte del Anillo de Fuego del Pacífico, donde se encuentran diversas placas tectónicas, convirtiéndola en una de las regiones con mayor actividad sísmica del mundo.
La región sureste de Kamchatka fue la primera en experimentar daños significativos, con olas de hasta cinco metros en la ciudad portuaria de Severo-Kurilsk. Gracias a la activación temprana de alertas, las autoridades lograron evacuar a sus aproximadamente 2.000 habitantes antes del arribo de las olas. Horas después, el volcán Klyuchevskaya, el más elevado de Eurasia, entró en erupción, aumentando la complejidad de la situación en esa zona.
En Japón, las olas afectaron inicialmente la isla de Hokkaido, alcanzando hasta 1,3 metros en la prefectura de Miyagi. Las autoridades ordenaron evacuaciones para cerca de dos millones de personas en más de 130 municipios costeros. La experiencia traumática del tsunami de 2011, que causó más de 18.000 muertes, incrementó la preocupación y aceleró la implementación de medidas de emergencia.
La alerta se extendió rápidamente a lo largo del Pacífico. En Hawái, las sirenas de defensa civil se activaron interrumpiendo la rutina diaria y se evacuaron zonas cercanas al mar. Una ola cercana a dos metros impactó la isla de Maui, y se paralizaron actividades en aeropuertos, universidades y hoteles. En California y Alaska también se emitieron alertas, aunque el efecto fue menor, con olas registradas de alrededor de 30 centímetros.
A miles de kilómetros del epicentro, países sudamericanos como Chile, Perú, Ecuador y Colombia, además de otras naciones centroamericanas, activaron sus protocolos de emergencia. En Ecuador se evacuaron zonas costeras en las Islas Galápagos y en Colombia se emitió una alerta roja para la costa del Chocó. En la Polinesia Francesa, olas de 1,5 metros alcanzaron las Islas Marquesas.
En el Sudeste Asiático, Filipinas e Indonesia lanzaron avisos ante la posible llegada de olas, mientras que en China, que ya estaba afectada por un tifón, las autoridades advirtieron sobre un “impacto grave” en áreas como Shanghai y Zhejiang. Allí, más de 280.000 personas fueron evacuadas debido a la combinación de ambos fenómenos.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) indicó que este sismo es el sexto más potente de la historia, comparable con eventos destructivos como los de Chile en 2010 y Ecuador-Colombia en 1906. Tras el evento principal, Kamchatka experimentó más de diez réplicas, algunas con magnitudes superiores a 6,5.
Las autoridades científicas rusas calificaron este episodio como «excepcional» y advirtieron que las réplicas podrían persistir durante cerca de un mes. Mientras tanto, imágenes como la de cuatro ballenas varadas en una playa japonesa se difundieron rápidamente, alimentando la incertidumbre respecto a los efectos del fenómeno natural.
La cuenca del Pacífico permanece en estado de alerta, y los gobiernos de numerosos países vigilan posibles movimientos adicionales y sus consecuencias.