Zohran Mamdani se ha convertido este martes en el nuevo alcalde de Nueva York, haciendo historia como el más joven en un siglo en ocupar el cargo, con tan solo 34 años. Además, es el primer musulmán y la primera persona de ascendencia asiática y africana en dirigir la ciudad. Su triunfo representa un cambio político significativo en la capital financiera global, con un enfoque en la accesibilidad económica y la equidad social.
Mamdani, vinculado al sector más progresista del Partido Demócrata y miembro de los Socialistas Democráticos de América (DSA), ha promovido iniciativas como la congelación de los alquileres, un incremento de impuestos a grandes patrimonios y la elevación del salario mínimo. Aunque sus detractores afirman que estas propuestas podrían perjudicar el ambiente empresarial, sus electores las consideran una respuesta necesaria ante una creciente crisis de desigualdad.
Durante su discurso de aceptación, Mamdani recordó que “uno de cada cuatro habitantes vive en la pobreza y 500.000 niños se enfrentan al hambre cada noche”. Añadió con emoción desde el Teatro Paramount en Brooklyn que “el verdadero avance de Nueva York será cuando cada niño tenga un hogar seguro y cada trabajador un sueldo justo”.
Los números justifican en parte su respaldo: el costo promedio de un apartamento de un dormitorio supera los 3.500 dólares —y 4.800 en Manhattan—, mientras más de 140.000 menores carecen de vivienda estable. Al mismo tiempo, durante la gestión del anterior alcalde Eric Adams, los alquileres de viviendas protegidas han aumentado un 12 % y los precios de la cesta básica han subido un 50 % en los últimos diez años.
Sin embargo, su triunfo ha generado preocupación en Wall Street. Inversionistas como Bill Ackman y firmas como Citadel y Apolo han advertido que las políticas de Mamdani podrían desalentar la inversión y provocar la salida de grandes contribuyentes. Ackman afirmó que “el socialismo no tiene lugar en el centro económico del país” y que su victoria “sería perjudicial para la ciudad”. Mamdani respondió con ironía: “Los dos millones que Ackman destinó para derrotarnos superan cualquier impuesto que le hubiéramos impuesto”.
A pesar de este discurso confrontacional, el alcalde electo ha moderado su postura en semanas recientes, buscando acercamientos con el establecimiento político y económico. Ha mantenido a Jessica Tisch, hija del empresario Jim Tisch, como comisionada de Policía, e incorporado asesores con experiencia en vivienda y finanzas. Tras ganar, afirmó: “No estamos aquí para destruir, sino para reconstruir una ciudad que funcione para todos”.
Inspirado por pensadores como Frantz Fanon, Rousseau y Eugene Debs, Mamdani combina un enfoque identitario —centrado en inmigración, clase social y descolonización— con un programa económico orientado a la redistribución. En su celebración, citó al líder indio Jawaharlal Nehru: “Hay momentos, aunque poco frecuentes en la historia, en los que una era concluye y el alma de una nación halla su voz”.
Con el apoyo de una generación que demanda una Nueva York más justa y accesible, Zohran Mamdani debe ahora convertir sus propuestas en políticas efectivas sin comprometer el delicado equilibrio económico de la ciudad.
