Este satélite, resultado de la colaboración entre Europa, Estados Unidos y varias agencias, realizará mediciones precisas de la altura del mar, suministrando información esencial para la protección de áreas costeras en riesgo.
Este lunes ha iniciado una importante misión global con el despegue del Sentinel-6B, un satélite destinado a vigilar la superficie oceánica y, en particular, la elevación del nivel del mar. Su desarrollo fue posible gracias al trabajo conjunto entre la Agencia Espacial Europea (ESA), la Comisión Europea, EUMETSAT, NASA, NOAA y otros colaboradores, reflejando un compromiso común para el seguimiento del cambio climático.
El lanzamiento tuvo lugar desde la base de Vandenberg en Estados Unidos, y el Sentinel-6B se incorporará a la constelación vigente para asegurar la continuidad en la observación oceánica. Posee tecnología que permite obtener mediciones de nivel del mar con resolución centimétrica, datos que son esenciales no solo para la ciencia climática, sino también para la planificación urbana, la meteorología y la protección de comunidades costeras vulnerables.
Este satélite sustituirá gradualmente a su predecesor, Sentinel-6 Michael Freilich, mediante un proceso de calibración cruzada que se llevará a cabo durante varios meses. Esta transición garantizará la continuidad de la serie de datos, aspecto crítico para el análisis de tendencias a largo plazo.
Los datos obtenidos por el Sentinel-6B facilitarán una mejor comprensión del impacto de las corrientes oceánicas, la temperatura del mar y otros factores en la elevación del nivel del mar. Esta información será fundamental para que gobiernos y organizaciones diseñen estrategias de resiliencia frente a fenómenos como la subida del agua o las inundaciones costeras.
Más allá de su valor científico, el satélite tendrá un impacto social directo, ya que sus datos podrán ser utilizados para alertar sobre riesgos costeros, preparar planes de emergencia y proteger infraestructuras marítimas. En un contexto donde el cambio climático afecta cada vez más a las zonas bajas, contar con información actualizada y fiable es crucial para la toma de decisiones.
La puesta en órbita del Sentinel-6B representa un avance significativo en la vigilancia global del planeta y subraya la importancia de la cooperación internacional para enfrentar los desafíos medioambientales del siglo XXI.
