Casi cuatro años después de iniciarse el conflicto en Ucrania, Rusia registra una significativa disminución en sus carros de combate debido al desgaste constante en el terreno bélico. De acuerdo con datos extraídos de fuentes abiertas como Oryx, las fuerzas rusas han perdido más de 13.000 vehículos blindados de diversos tipos, entre ellos 4.084 tanques, una tasa de destrucción comparable únicamente con las mayores batallas de la Segunda Guerra Mundial.
Las reservas heredadas de la Unión Soviética, almacenadas en extensos depósitos a lo largo del territorio ruso, están cerca de agotarse. Los vehículos más avanzados, como los T72B Mod.1989 y T80 U, fueron enviados inicialmente al frente y ahora prácticamente han desaparecido. Por ello, el Kremlin ha debido recurrir a blindados obsoletos de la década de 1970, como el T72 Ural, e incluso a modelos posteriores a la guerra, como los T62 y T55, que requieren actualizaciones costosas y prolongadas.
La producción anual de tanques nuevos, centrada en versiones modernas del T-90, apenas alcanza las 300 unidades, cifra insuficiente para cubrir las pérdidas sufridas. Ante esta coyuntura, Rusia ha modificado su estrategia táctica en el campo de batalla, reduciendo el uso masivo de blindados y apostando por drones, unidades ligeras, y operaciones más móviles mediante motocicletas y tropas a pie.
A pesar del duro revés, algunos especialistas señalan que la disminución en el despliegue de blindados no se traduce necesariamente en una pérdida total de la capacidad militar rusa, dado que Corea del Norte y otros aliados han comenzado a suministrar municiones y armamento para satisfacer parte de las necesidades del Kremlin.
En los últimos meses, los combates han mostrado una clara prevalencia de la guerra tecnológica y de maniobra, con ataques blindados cada vez más infrecuentes y vulnerables a la rápida detección y neutralización por parte de drones ucranianos.
El desgaste de la fuerza blindada rusa representa, sin duda, uno de los aspectos más significativos del conflicto, un factor que podría marcar un cambio importante en la evolución de la guerra.