El comisionado encargado de la Dana para Pedro Sánchez ha renunciado tras una investigación de EL MUNDO que mostró irregularidades en su acreditación en Archivística. Aunque niega las acusaciones, la Fiscalía Anticorrupción ha iniciado diligencias.
José María Ángel Batalla ha dejado su puesto como comisionado para la Dana luego de que EL MUNDO destapara que presentó un título universitario falso en su expediente oficial como funcionario de la Diputación de Valencia. La Fiscalía Anticorrupción ya investiga la posible manipulación documental.
En una misiva dirigida al ministro de Política Territorial, Batalla comunicó su «decisión personal e inapelable» de abandonar el cargo, recalcando que accedió a su puesto de forma legal y reglamentaria hace más de cuarenta años, y que su trayectoria ha estado centrada en el servicio público.
«Tras más de cuatro décadas al servicio de la administración pública, puedo afirmar que esta vocación no es improvisada ni heredada», señaló. Aunque el diploma falso —se trataba de una diplomatura en Archivística supuestamente emitida por la Universidad de Valencia en una época en la que esa carrera no existía— es evidente, Batalla no reconoce irregularidad alguna.
«Mis principios de libertad, justicia social y democracia hablan por sí mismos», escribió en su carta, insistiendo en que nunca falsificó ningún documento ni usó títulos fraudulentos para acceder a sus cargos.
En lugar de aceptar responsabilidad, señala que sus detractores están impulsando una campaña «sin justificación» con el objetivo de dañar su reputación: «Se cuestiona mi historial profesional desde sus comienzos», lamenta, atribuyendo esta situación a «actitudes de animadversión» contra él.
«No lo soporto», confiesa en uno de los últimos párrafos. «Mi lealtad a mi partido, a mis colegas y mi compromiso con el Gobierno y el presidente me llevan a tomar esta decisión para no ser el centro de esta constante campaña que me causa un gran sufrimiento. Lo hago por mí y por mi familia».
Finalmente, Batalla anuncia su retiro y remata con una defensa personal: «Protegeré con todo mi tiempo y esfuerzo la verdad, mi integridad y honor, puestos en duda por un proceso inquisitorial, secreto, malintencionado y sin posibilidad de réplica».
