El comisario expuso a Alicia Sánchez-Camacho en Barcelona un plan ilícito para obstaculizar al independentismo durante la campaña electoral catalana.
En un nuevo capítulo del denominado «caso Villarejo», se ha descubierto una conversación significativa entre el excomisario José Manuel Villarejo y la entonces presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho. El diálogo revela un plan orientado a frenar el avance del independentismo en las elecciones autonómicas catalanas de 2012, empleando métodos ilegales con una clara intención política.
«Esta estrategia que implementaremos es para que estos grupos [los independentistas] no alcancen mayoría absoluta», comentó Villarejo durante un encuentro en Barcelona. En la conversación, el comisario describió acciones encubiertas diseñadas para dañar la imagen pública de los líderes independentistas en las dos semanas cruciales de la campaña electoral.
Las tácticas planteadas forman parte de un conjunto de operaciones ilegales coordinadas por Villarejo desde su cargo en el Ministerio del Interior, en colaboración con otros altos funcionarios del Estado. Estas revelaciones generan nuevas dudas sobre la posible utilización de recursos públicos con fines partidistas, en un entorno político catalán marcado por alta tensión.
Sánchez-Camacho, que lideraba el PPC en un momento de intenso crecimiento del independentismo tras la sentencia del Estatut, aparece en las grabaciones sin mostrar oposición a las propuestas de Villarejo. Por el contrario, manifestó receptividad ante la oportunidad de influir en el resultado electoral mediante filtraciones y estrategias de descrédito contra rivales políticos.
Estos hechos, ahora difundidos por nuevas filtraciones judiciales, podrían acarrear consecuencias legales y políticas. Diferentes voces solicitan una investigación exhaustiva sobre la implicación de responsables políticos en estas maniobras, que vulnerarían principios democráticos esenciales.
