La política andaluza vive un aumento en las fricciones entre el Partido Popular y Vox. La administración del presidente autonómico, Juanma Moreno, experimenta un desgaste interno que ha generado nuevas diferencias entre estos partidos.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, viajó a Sevilla con la intención de presionar al líder andaluz del PP, buscando aprovechar el descontento existente y fortalecer su posicionamiento ante los votantes conservadores. Esta visita se interpreta como un reto directo a la táctica de Moreno y a la dirección nacional del PP, que desde Génova procura reorientar el debate político.
Ante las críticas hacia la gestión del Gobierno andaluz, el liderazgo popular intenta desviar el foco del controvertido debate sobre el aborto para centrar la agenda en la inmigración, área en la que aspira a recuperar terreno frente al discurso más duro de Vox.
Este enfrentamiento ocurre en un momento decisivo para ambos partidos, con la vista puesta en las próximas elecciones autonómicas y en un contexto donde el voto conservador muestra un creciente nivel de fragmentación.