Leire Díez, antigua militante del PSOE, compareció este lunes ante la Fiscalía Provincial de Madrid imputada en una causa que ha generado gran atención y debate. La Fiscalía la señala por presuntamente haber encabezado un plan ilícito destinado a desprestigiar a los responsables de la UCO y de la Fiscalía Anticorrupción. Según las autoridades, este plan buscaba «anular o desacreditar» varias investigaciones relacionadas con políticos y empresarios próximos al Gobierno.
Junto a Díez, otros protagonistas destacados en esta investigación son el empresario Javier Pérez Dolset y el periodista Pere Rusiñol, quienes, al parecer, habrían desempeñado un rol relevante en esta supuesta operación. Se les atribuye la realización de acciones coordinadas para desestabilizar a las principales figuras de la UCO y de la Fiscalía, lo que podría afectar diversas pesquisas en curso sobre corrupción.
La notoriedad de Leire Díez aumentó luego de la filtración en mayo de un vídeo donde conversaba con un empresario procesado por un fraude millonario. En esa conversación, Díez proponía favores dentro de la Fiscalía a cambio de información sensible sobre los mandos de la UCO, que estaban investigando casos vinculados a miembros del Ejecutivo.
El proceso judicial se inició tras una denuncia presentada por la asociación Hazte Oír. Esto llevó al magistrado Arturo Zamarriego, titular del Juzgado de Instrucción 9 de Madrid, a imputar a Díez y a otros implicados en el caso. Leire manifestó ante el fiscal Ignacio Stampa considerarse la «mano derecha» de Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, en un contexto donde las consecuencias políticas y legales están estrechamente interrelacionadas.
La gravedad de las imputaciones se incrementó cuando dos fiscales con experiencia en Anticorrupción, José Grinda e Ignacio Stampa, denunciaron lo que calificaron como un intento de soborno por parte de la exmilitante socialista. Ambos ratificaron sus declaraciones ante el juez. Stampa indicó que Díez y Pérez Dolset sugirieron que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, les había encomendado «limpiar sin límites» la Fiscalía, insinuando un vínculo directo entre el caso y la cúpula política española.
A medida que avanzaba la investigación, emergieron detalles reveladores. Un audio facilitado por Stampa incluye conversaciones entre Díez, Pérez Dolset y el constructor Luis del Rivero. En dichas grabaciones, Díez reiteró su autodefinición como la «mano derecha» de Santos Cerdán, actualmente en prisión por el caso Koldo, y señaló que esperaba la presencia de Cerdán en una reunión.
Leire Díez ha negado su vinculación laboral con el PSOE, alegando que su actividad respondía a una presunta investigación para un libro. No obstante, la ausencia de desarrollo en esa hipotética publicación ha suscitado dudas sobre la credibilidad de su relato. Tanto ella como Dolset han defendido que su objetivo siempre fue revelar «las cloacas del Estado».
Por otro lado, el periodista Pere Rusiñol, también involucrado, negó ante el juez semanas atrás haber participado en un intento de soborno hacia Grinda. Rusiñol argumentó que la versión de Grinda respecto a la presunta oferta a cambio de información comprometida era errónea. En este escenario, el papel del periodismo resulta delicado, evidenciando cómo la información puede utilizarse de forma polémica en medio del escándalo.
Finalmente, la seriedad de las acusaciones y el interés público que ha despertado este asunto no deben subestimarse. La trama, que involucra a figuras políticas, empresariales y mediáticas, continúa generando debate mientras el sistema judicial sigue con la investigación. La sugerencia de participación de altos cargos políticos añade un nivel adicional de complejidad y atención a este caso en la política española.
