El mandatario argentino sostiene que Villarruel no participa de las decisiones del Gobierno y la incluye dentro de “la casta”, como define a sus adversarios.
El presidente de Argentina, Javier Milei, ha confirmado la ruptura de su relación con la vicepresidenta Victoria Villarruel, afirmando que no tiene influencia alguna en las decisiones del Gobierno. En una entrevista con el canal La Nación +, Milei fue tajante al asegurar que Villarruel “no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones” y añadió que ella decidió “no participar” de las reuniones de Gabinete. La relación entre ambos, que comenzó en la formación de su administración ultraderechista hace casi un año, parece haber llegado a un punto de no retorno, convirtiéndose en una de las disputas más notorias dentro del gobierno argentino, en una tradición de confrontaciones internas que han marcado la política del país desde el retorno de la democracia en 1983.
Cuando se le preguntó si existe diálogo entre el presidente y su vicepresidenta, Milei respondió escuetamente: “Lo que se necesita institucionalmente para cumplir con nuestros roles”. Sin embargo, sin ser cuestionado directamente, se sintió obligado a aclarar que la vicepresidenta, según su visión, está más alineada con lo que él denomina “la casta”, un término despectivo que utiliza para referirse a lo que considera la élite política y económica, a la que también atribuye su adversarios.
En el Senado, donde Villarruel ejerce su rol como presidenta en función constitucional, las palabras de Milei causaron sorpresa y desconcierto. Un colaborador cercano a la vicepresidenta expresó que las declaraciones fueron inesperadas y se estaba evaluando la posibilidad de una respuesta pública.
Desde las filas oficialistas, varios senadores salieron en defensa de Villarruel, calificando las críticas como “injustas e innecesarias”. Francisco Paoltroni, legislador oficialista, expresó: “Las personas con las que se está rodeando el presidente no son los mismos de antes, son los peores de antes”, sugiriendo que ciertos asesores de Milei influyen negativamente en su gestión. Otro legislador, Ezequiel Atauche, subrayó que Villarruel ha hecho un trabajo importante dentro del Senado, alineada con los principios del gobierno de Milei.
Las tensiones entre Milei y Villarruel no son nuevas. Desde el inicio de su mandato, ya se percibían diferencias ideológicas entre ambos. Mientras que Milei ha defendido un discurso liberal, centrado en la economía de mercado, Villarruel ha mostrado una postura más conservadora, destacándose especialmente por su activismo en contra de las políticas de derechos humanos relacionadas con el terrorismo de Estado de la dictadura militar (1976-1983). Ambos comparten puntos de vista en áreas como el rechazo al aborto y las políticas de género, pero sus diferencias han sido evidentes en temas clave de gobierno.
El quiebre público comenzó a gestarse en diciembre de 2023, cuando Milei cedió el control de los ministerios de Defensa y Seguridad a figuras cercanas al PRO y a la Unión Cívica Radical. Esto dejó a Villarruel sin un espacio relevante en el Ejecutivo, limitándola a su función en el Senado. Desde entonces, las tensiones se multiplicaron, con la vicepresidenta siendo excluida de actos oficiales y recibiendo desaires públicos por parte de Milei, quien la desautorizó en diversas ocasiones.
La situación se intensificó cuando la diputada Lilia Lemoine, cercana a Milei, acusó a Villarruel de traición, señalando sus recorridas por el país para fortalecer su figura política y, en consecuencia, lanzar críticas internas a la gestión del presidente. Ahora, tras la admisión pública de Milei, la fractura entre ambos queda expuesta.
