La comunidad científica coincide en un mensaje claro: no existe una cantidad segura de alcohol para la salud. Aunque muchas personas creen que tomar una cerveza o una copa de vino diariamente no representa un riesgo, los especialistas señalan que cualquier consumo alcohólico incrementa las probabilidades de desarrollar cáncer, fibrilación auricular y problemas de memoria.
Fernando Alonso Ecenarro, representante de Socidrogalcohol, señala que muchos individuos no consideran problemática su ingesta. “Al revisar el historial médico y preguntar si consumen alcohol, es común que respondan que no o que su consumo es habitual”, comenta. Sin embargo, añade, “algunos reconocen beber hasta cuatro copas o cervezas al día”.
Para Alonso, el primer paso para disminuir el consumo es ofrecer información precisa: “Existe la creencia de que el consumo moderado no provoca enfermedades e incluso puede reportar beneficios, pero esto es incorrecto. Todo consumo de alcohol es dañino”.
Los datos respaldan esta afirmación. El 4% de los casos de cáncer a nivel mundial están asociados al alcohol, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Europa, en 2020 el alcohol fue la causa de 58.000 casos de cáncer de colon y recto, 54.000 de boca, garganta, esófago y laringe, 26.200 de mama y 15.000 de hígado.
Cuando el consumo se transforma en dependencia
El problema se intensifica cuando el hábito social de beber se convierte en una necesidad diaria. “Hay personas que si no toman su cerveza o copa de vino sienten que les falta algo”, explica Alonso. Entre los síntomas de dependencia están los temblores, insomnio o malestar al dejar de beber, aspectos que deben motivar a buscar ayuda profesional. “El tratamiento requiere supervisión y en ocasiones incluye medicación o estrategias para reducir el consumo gradualmente”, agrega el experto.
Para quienes no muestran señales de dependencia, dejar el alcohol es posible si cuentan con adecuada información sobre sus riesgos.
La influencia social como barrera
Más allá de factores personales, la presión social representa uno de los principales impedimentos para abandonar el consumo. “El alcohol está profundamente arraigado en nuestra cultura. Es difícil imaginar una celebración sin una copa de vino o cava”, señala Alonso.
El especialista sugiere fomentar ambientes libres de alcohol, tanto en eventos como en el día a día. “Estos espacios promueven relaciones más saludables y responsables, y ayudan a normalizar que no es necesario beber para disfrutar”, concluye.
En conclusión: la evidencia científica ratifica que no existe un consumo de alcohol que sea completamente seguro para la salud.
