Este martes, el ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, fue puesto en libertad tras la decisión del Tribunal Supremo de que el riesgo de destrucción de pruebas estaba «mitigado». En su salida, Cerdán declaró ante los periodistas: «Existen numerosas manipulaciones. Espero que la verdad prevalezca», unas palabras que mantienen viva la controversia sobre el alcance del caso y la actuación judicial y política del proceso.
El fallo del Supremo llega tras varios días marcados por la presión mediática y el debate institucional, abriendo una nueva etapa en un procedimiento que ha generado tensiones tanto dentro como fuera del PSOE. Aunque el tribunal considera que el riesgo procesal que motivó el ingreso en prisión ya no existe, la excarcelación ha sido recibida con cautela por sectores que exigen mayor contundencia y claridad en el caso.
Al acusar de «manipulaciones», Cerdán parece preparar una estrategia de defensa que cuestiona la versión presentada en la investigación. Sin embargo, su liberación no cierra el caso ni despeja las incógnitas sobre los hechos que se analizan.
Paralelamente, la oposición reclama explicaciones y pide que la investigación continúe sin interferencias. Esta situación coloca al Gobierno y al PSOE en una posición complicada, dado que Cerdán es una persona relevante en la estructura del partido y que el contexto político es especialmente sensible.
Lejos de disminuir la tensión pública, la puesta en libertad de Cerdán parece iniciar una nueva fase de escrutinio político y judicial que seguirá siendo tema de actualidad.
