Hanan Ahmed brilla en evento organizado y pagado por el monarca alauí mientras el PSOE guarda silencio sobre su lealtad a España.
La reciente y destacada presencia de la diputada del PSOE por Ceuta, Hanan Ahmed, en el Festival de Músicas del Mundo de Tetuán, Marruecos, ha sido celebrada con entusiasmo por la prensa alauita. Los medios marroquíes no han hablado de una diputada española de visita, sino de una personalidad marroquí, elegante y destacada, que brilla en un evento de su país. Y lo más revelador: ni ella ni su partido, el PSOE, han hecho nada para corregir esa percepción. Al contrario, su silencio otorga y su presencia consolida una narrativa que atenta directamente contra la soberanía española y la identidad de Ceuta.
Este episodio no es un simple evento social. Es la punta del iceberg de una estrategia de ambigüedad calculada que el Partido Socialista lleva años practicando en relación con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Mientras en el Congreso de los Diputados se llenan la boca defendiendo la españolidad de estos territorios, sus representantes en el terreno actúan de facto como agentes de la agenda expansionista de Marruecos.
La Ciudadanía de Conveniencia
La pregunta es obligada: ¿qué ciudadanía defiende realmente la Sra. Ahmed? ¿La española, para la que fue votada por los ceutíes y que juro defender en su acta de diputada? ¿O la marroquí, que la prensa de ese país le reconoce con orgullo y que ella no desmiente? Un representante público tiene el deber de lealtad y claridad. Permitir, y por omisión, alentar, que un país extranjero te presente como una de los suyos mientras ostentas un escaño en las Cortes Generales de España es, como mínimo, una gravísima falta de respeto a sus votantes y a la nación a la que se debe.
Pero el problema no es solo de la diputada. Es del PSOE, que lo permite y lo ampara. Un partido serio y comprometido con la integridad territorial habría emitido de inmediato una nota aclarando la posición española de su representante. Habría dejado claro que la Sra. Ahmed acudía como diputada española de una ciudad española. Sin embargo, el silencio ha sido ensordecedor. Este silencio no es ingenuo; es estratégico. Forma parte de una línea de flotación que busca no molestar al régimen de Mohamed VI, priorizando una relación bilateral «cálida» por encima de la defensa nítida de los intereses nacionales.
La Traición a Ceuta y a España
Cada vez que un representante del PSOE participa en este juego de ambigüedades, traiciona a los ceutíes que creen en una Ceuta española. Le hace el juego a la narrativa marroquí, que busca constantemente erosionar la españolidad de las plazas autónomas y presentarlas como territorios en disputa o, directamente, como partes de Marruecos bajo ocupación.
Es una doble moral insoportable. Por un lado, el Gobierno socialista despliega a la Guardia Civil para defender la valla frente a las incursiones instrumentadas por Rabat. Por otro, permite que su propia diputada por esa ciudad sea utilizada como un icono propagandístico para el mismo régimen que fomenta la tensión en la frontera. No se puede ser amigo de quien no te reconoce la soberanía sobre tu propia casa.
Conclusión: Claridad y Lealtad
Los ciudadanos de Ceuta merecen representantes que, sin ambages ni dobles lealtades, defiendan su condición de españoles. La actuación de la diputada Hanan Ahmed y la complacencia del PSOE con esta situación son una afrenta a todos ellos. Si la Sra. Ahmed se siente y es reconocida principalmente como ciudadana marroquí, quizá debería reconsiderar si su lugar está en el Parlamento de España, cuyo juramento exige lealtad a la Nación española y a su Constitución.
El PSOE tiene la obligación de aclarar públicamente su posición y la de su diputada. De lo contrario, quedará confirmado que para el socialismo gobernante, los intereses partidistas y la diplomacia de la condescendencia con Marruecos pesan más que la defensa inquebrantable de la soberanía y la unidad de España. Ceuta no es moneda de cambio. Es España.
