La segunda visita oficial de Donald Trump al Reino Unido finalizó con declaraciones que combinaron mensajes claros y posiciones contradictorias. En una conferencia de prensa junto al primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente de Estados Unidos sugirió que el gobierno británico podría incluso emplear al ejército para controlar la inmigración ilegal, y expresó su «gran decepción» con Vladimir Putin por la continuación de los ataques en Ucrania.
El encuentro, celebrado en la residencia campestre de Chequers para evitar las protestas previstas en Londres, sirvió también para formalizar la firma del Acuerdo de Prosperidad Tecnológica entre Washington y Londres. Este pacto establece un marco de colaboración en inteligencia artificial y computación cuántica. Asimismo, empresas y fondos de inversión estadounidenses anunciaron compromisos por un valor de 31.000 millones de libras, sin especificar aún los proyectos concretos.
A pesar de las notables diferencias ideológicas —Trump mantiene afinidad con las posturas antiinmigración de Nigel Farage y se distancia de los principales partidos británicos—, el mandatario evitó confrontaciones directas con su anfitrión. Declaró: “Le mencioné al primer ministro que detendría el flujo migratorio, sin importar si hacen uso del ejército o los métodos necesarios, porque la inmigración ilegal amenaza con socavar el país desde dentro”.
En materia de política exterior, Trump reconoció un revés inusual en su discurso: el intento de acercamiento con Rusia no ha tenido resultados. “Putin me decepcionó profundamente, fue mi mayor desencanto”, manifestó, sin considerar implementar nuevas sanciones contra Moscú. Mantuvo su enfoque habitual al asegurar que la guerra en Ucrania podría derivar en “una Tercera Guerra Mundial” y defendió que el conflicto “no afecta de manera significativa a Estados Unidos”.
El presidente subrayó que Europa debe asumir la responsabilidad económica de contener a Rusia, solicitando a la Unión Europea que reduzca las importaciones de petróleo y gas rusos y aplique aranceles a India y China, principales compradores de Moscú. Esta propuesta se enfrenta a la compleja estructura interna de la UE y a la relación de algunos gobiernos con Trump y Putin.
Durante la rueda de prensa, Trump incurrió en varias exageraciones habituales, como multiplicar por cinco la ayuda estadounidense a Ucrania, y hacer referencia a “millones y millones de soldados fallecidos” en la guerra. También confundió Armenia con Albania al mencionar un conflicto inexistente.
Al concluir su estancia, Trump reafirmó su visión sobre la relación transatlántica: “El Reino Unido y Estados Unidos son dos notas del mismo acorde”, expresó en un tono conciliador. Esto sucedió tras dos días marcados por eventos formales en Windsor que parecieron reducir las diferencias con Starmer, a pesar de las distancias políticas y personales entre ambos.