Carlos Sainz enfrentó un fin de semana difícil en el GP de Bélgica, donde una decisión arriesgada en la configuración del FW47 afectó su rendimiento y lo dejó fuera de la disputa por los primeros puestos.
Después de asegurar un sólido sexto puesto en la carrera Sprint, el piloto español decidió modificar el set-up del coche para la clasificación, optando por una configuración distinta a la de su compañero Alex Albon, con el fin de obtener un mejor rendimiento. No obstante, esta estrategia no dio los resultados esperados y tuvo que regresar a un ala trasera con mayor carga para la carrera, aunque esto ya comprometió su posición en parrilla, largando desde la 15ª o 17ª posición.
“Asumo parte de la responsabilidad por el ala trasera, pero somos un equipo y debemos aprender juntos de estos errores,” indicó Sainz. “Lo importante es que tanto en el Sprint como en la clasificación mostramos buen ritmo y para las próximas competencias no inventaré con el ajuste, mantendré lo que funciona para sumar puntos.”
El piloto también destacó la actuación de Albon, quien resistió los ataques de un Hamilton muy sólido durante 30 vueltas con neumáticos semejantes, confirmando que la última mejora técnica en el FW47 aportó mayor velocidad, aunque hizo la conducción más exigente. “La actualización hace que el coche sea más delicado y la ventana de funcionamiento más estrecha, pero aporta un mejor rendimiento,” afirmó.
Sainz mira con optimismo hacia Budapest. “Aunque es un circuito donde tradicionalmente no somos fuertes, si logramos ser competitivos allí será una señal positiva para lo que resta de la temporada,” sostuvo.
Asimismo, valoró la decisión del director de carrera Rui Marques de limitar las vueltas tras el coche de seguridad debido a las condiciones de lluvia y los antecedentes de accidentes en Spa, un gesto que él y sus compañeros consideraron prudente.
Tras un año de aprendizaje, Sainz espera que las próximas carreras reflejen el avance y la estabilidad que tanto él como el equipo buscan.