Martil (Tetuán), 6 de agosto de 2025
La apertura del nuevo estadio de fútbol en Martil, realizada el martes, estaba destinada a ser un momento significativo para la ciudad. Sin embargo, la ceremonia resultó en un evento desordenado, desconectado del contexto social local y caracterizado por una organización deficiente y la exclusión de la comunidad deportiva.
En lugar de reconocer a quienes han apoyado el fútbol local por años, el acto estuvo dominado por la presencia de figuras mediáticas sin relación con Martil, catalogadas por algunos como “pseudoinfluencers” o “artistas sin éxito”. Su protagonismo eclipsó el propósito principal de la inauguración, que era la apertura de un espacio público para el deporte regional.
Protagonistas reales marginados
Una de las fallas evidentes fue dejar fuera a los jugadores veteranos de la zona, reemplazados por personas conocidas en internet que no representan a la ciudad. Algunos asistentes calificaron su comportamiento durante el evento como inapropiado, comentario que se difundió en redes sociales y comunidades locales.
Mientras que los clubes y deportistas de Martil quedaron al margen, se dieron privilegios a figuras ajenas que no contribuyen al desarrollo deportivo local. La ceremonia se utilizó más como plataforma para promover egos externos que para reconocer el esfuerzo de generaciones de futbolistas de la región.

Desorganización y falta de cuidados básicos
Además de la exclusión, la organización mostró numerosas deficiencias. El evento se desarrolló bajo un sol intenso, sin áreas de sombra ni suministro adecuado de agua para asistentes o invitados. En un momento destacado, algunos influencers, contratados por la organización, alzaron la voz para exigir agua, incluso dirigiéndose con un tono inapropiado hacia el bajá de la ciudad, generando malestar entre los presentes.
Realizar una inauguración en plena ola de calor sin las mínimas medidas para proteger a los asistentes, incluidos niños, implica una gestión poco responsable.

Autoridades en medio de la controversia
El alcalde de Martil, Mourad Aminioul, estuvo presente en el acto. Su participación ha generado debate debido a que enfrenta una orden judicial de destitución que aún no ha sido ejecutada por el gobernador de la prefectura de M’diq-Fnideq. Algunos interpretaron su asistencia como un acto provocativo en un contexto político delicado.

La supervisión de la ceremonia estuvo a cargo de Abdelmalek Abroun, representante de la Real Federación Marroquí de Fútbol, a quien varios vecinos responsabilizan por la mala organización del evento. La impresión general es que la federación priorizó el aspecto mediático sobre el verdadero espíritu deportivo y el respeto hacia la ciudad anfitriona.
Una ocasión desaprovechada
La apertura del estadio de Martil constituía una oportunidad para fortalecer el tejido deportivo y social de la región. Sin embargo, la organización convirtió el acto en un despliegue superficial, desconectado y con escasa profesionalidad.
Como resultado, la ciudadanía mostró su descontento, los deportistas fueron ignorados y el evento será recordado no por su importancia, sino por las deficiencias en su ejecución.