La Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) ha manifestado su insatisfacción respecto al desempeño de la aduana comercial establecida con Marruecos. Esta infraestructura, cuya apertura fue anunciada con gran expectativa en 2023, no ha generado efectos significativos en la economía local, según el análisis de los empresarios de la ciudad.
Arantxa Campos, presidenta de la CECE, describió durante la Asamblea Ordinaria celebrada este jueves que la aduana ha tenido más protagonismo político que económico. Criticó que el canal comercial carece de operatividad real y que su impacto en el sector empresarial de Ceuta ha sido prácticamente inexistente.
Una aduana sin movimiento ni certidumbre
Aunque se han realizado algunas pruebas ocasionales, una de ellas con cierta regularidad, Campos destacó que no se puede considerar esta infraestructura como activa o confiable. Señaló la falta de previsibilidad derivada de las decisiones que Rabat adopta unilateralmente respecto a la apertura o cierre de la aduana.
La CECE advierte que esta dependencia de decisiones unilaterales dificulta el establecimiento de relaciones comerciales sólidas y duraderas. En este contexto, Campos subrayó la necesidad de que la actividad económica se base en normativas claras, serias y que apliquen por igual a todos los agentes involucrados.
Normativas uniformes y condiciones justas
La patronal ceutí exige un marco regulatorio que sea comparable al vigente en el resto del territorio nacional y de la Unión Europea. Campos reclamó un sistema aduanero que proporcione seguridad jurídica y trato equitativo para las empresas, señalando la incoherencia de tener aduanas diferentes en Ceuta, Algeciras y Argelia.
Desde la CECE consideran insuficiente la reapertura del paso comercial sin garantías normativas, procedimientos transparentes y una operativa estable. Simplemente contar con la infraestructura, pero sin tráfico constante ni respaldo legal sólido, carece de sentido desde el punto de vista económico.
De la expectativa inicial al desencanto empresarial
El contraste entre el optimismo de las autoridades en un principio y el escepticismo de los empresarios en la actualidad es notable. Más de un año después del anuncio oficial, la valoración que hace la patronal es negativa: la aduana comercial continúa siendo una promesa incumplida, sin resultados tangibles ni perspectivas definidas.
La reciente decisión de no operar comercialmente durante la Operación Paso del Estrecho ha sido interpretada por muchos empresarios como un golpe definitivo. Lo que en su momento se presentó como una oportunidad importante para fortalecer vínculos con Marruecos y dinamizar la economía local, ahora se percibe como un proyecto político sin concreción.
Petición de realismo y responsabilidad institucional
La CECE solicita que se deje de crear expectativas si no existen las condiciones necesarias para cumplirlas. Campos indicó que, si no hay posibilidad de contar con una aduana funcional y estable, es preferible admitirlo desde ahora y buscar alternativas para diversificar la economía de Ceuta.
En conclusión, el empresariado local transmite un mensaje claro: Ceuta requiere una aduana operativa y predecible, regulada bajo las mismas normativas que el resto del país. Mientras esto no se cumpla, el proyecto que en su momento se presentó como un motor para el desarrollo económico permanece atrapado entre gestos políticos sin ejecución tangible.