En Argelia se ha desatado un significativo debate social tras la adopción de una norma que elimina ciertas restricciones para la circulación y residencia de las mujeres. Esta regulación establece la igualdad de derechos en estos ámbitos, autorizando a las mujeres a desplazarse y establecerse sin la necesidad de permiso de un tutor masculino.
Este avance ha sido valorado positivamente por colectivos feministas y grupos dedicados a la defensa de los derechos de las mujeres, quienes lo consideran un progreso relevante hacia la equidad de género en el país. No obstante, algunos sectores conservadores de carácter islamista han expresado su desacuerdo, señalando que la medida podría contravenir tradiciones culturales y religiosas.
El Ejecutivo argelino ha justificado la iniciativa señalando su compromiso con los derechos humanos y la modernización social, aunque ha reconocido que implica un debate profundo en cuanto a la interpretación legal y cultural local.
Por su parte, la opinión pública en Argelia está dividida, con posturas que celebran la reforma como un avance indispensable y otras que solicitan cautela para armonizar la modernización con las tradiciones.