Del maquiavelismo fiscal a la traición institucional: la herencia más negativa del Partido Popular
Think Tank Hispania 1188
“Entre los males que pueden afectar a un partido, el más grave es aquel que se disfraza de eficiencia mientras propaga la traición.”
I. La verdadera esencia de Montoro
Cristóbal Montoro no fue solo un ministro de Hacienda, sino un agente corrosivo en la política, un consejero en la sombra cuya carrera estuvo marcada no por el servicio público, sino por una ambición profunda, una envidia contenida y una fidelidad absoluta a Soraya Sáenz de Santamaría, su verdadera líder política.
Se presentó como tecnócrata, pero ejerció un gobierno autoritario. Su legado no radica en la estabilidad económica ni en la recuperación fiscal, sino en haber transformado el Ministerio de Hacienda en un ámbito de presión para la clase media, mientras favorecía fiscalmente a las élites económicas próximas a su círculo personal.
II. Una traición a sus propios aliados
Montoro ha demostrado, como ya se sospechaba, ser no solo un posible corrupto, sino un traidor. Traicionó tanto el proyecto político del PP como a personas clave dentro del partido:
A Rodrigo Rato, objeto de su profunda envidia, a quien perjudicó filtrando datos fiscales antes incluso de su detención, siendo responsable directo de su caída pública.
A José Manuel Soria, quien desde el Ministerio de Energía fue uno de los pocos capaces de oponerse a sus políticas, y a quien apartó mediante métodos propios de intriga palaciega.
A Esperanza Aguirre y su postura liberal en materia fiscal, a la que nunca aceptó.
Y también al electorado del PP, al que gravó con una carga impositiva intensa, más propia de una administración autoritaria que de un ministro de un partido con supuestos valores liberal-conservadores.
III. Utilizó leyes para obtener beneficios ilegítimos
La diferencia entre Montoro y un delincuente común radica en que él utilizó el BOE como instrumento. Incrementó numerosos impuestos mientras concedía amnistías a grandes defraudadores. Atacó con rigor a autónomos y pequeñas empresas, pero defendió con celo a grandes consultoras cercanas, incluyendo su propia creación: Equipo Económico.
Entre 2008 y 2017, esta red privada-funcional bajo su influencia intervino en reformas fiscales que generaron beneficios ilícitos por millones de euros. Lo hizo aparentando neutralidad y conservando una expresión de quien sabe que ha controlado al Estado a su antojo.
IV. ¿El dirigente más perjudicial en la historia del PP?
Indudablemente. Ningún otro líder ha causado tanto daño desde el interior, con tal impunidad y por tanto tiempo. Mientras Bárcenas robaba en sobres, Montoro tomó el control absoluto del Ministerio de Hacienda.
Montoro no fue un administrador eficiente, sino un parásito. De haber tenido algo de honestidad ideológica, su perfil confiscatorio y su desprecio por el mérito encajarían mejor en otros partidos como Podemos.
Su lealtad nunca estuvo con España, ni con los ideales del Partido Popular, ni con la economía de mercado. Siempre estuvo dirigida a su ego, su círculo, sus intereses personales y su revancha.
V. ¿Cuál es la situación actual del PP?
Ante las denuncias judiciales que lo involucran en cohecho, tráfico de influencias y prevaricación, el Partido Popular debe actuar. No basta con expulsarlo ni ignorar su existencia. El PP tiene que desvincularse del legado marianista, investigar en profundidad sus conexiones con Equipo Económico y reconocer a sus votantes el error de permitir que una figura burocrática y moralmente cuestionable como Montoro haya acumulado tanto poder durante tanto tiempo.
VI. Conclusión: El perfil del traidor ideal
Montoro no debe ser una figura olvidada. Representa el arquetipo del traidor perfecto: culto, gris, sin escrúpulos, con una hoja de cálculos como arma y el BOE como protección. Simboliza lo peor que puede surgir en una democracia: un burócrata que considera su función dirigir, recaudar y sancionar sin empatía.
Su proceso judicial debería marcar el inicio de una renovación ideológica en la derecha española. De lo contrario, el PP continuará arrastrando los mismos problemas que lo alejaron de sus principios fundacionales y lo acercaron a la tecnocracia corrupta y cínica.
